domingo, 5 de abril de 2009

RITA BOXER -de la pag. 1 a la 26


  • NO SOPORTO A QUIENES SE CREEN SUPERIORES A LOS ANIMALES
  • _QUINO_
Dedico este libro a OCHOMESES y a LOBO, en
homenaje a sus trágicas vidas, para no olvidar sus terribles muertes. Por todos los que hoy sufren, por los que sufrirán.

Amago de Introducción

Una amiga me animó a escribir la historia de mi hija, la
verdad es que se presentaba emocionante el comienzo (porque
mi hija es un perro y yo no). Día sí, día no, iba rescatando
peripecias, adornando las que malamente llegaban a mi
memoria. El resto, ha tomado vida propia, lanzándome a mí y
al propio relato por derroteros insospechados en los que me
defendí como pude. No me arrepiento de los pasos dados por
tambaleantes que sigan siendo hoy día.
Muchos os veréis reflejados en estas páginas. Aquí están
todos y ninguno. Nadie es así exactamente en la realidad y sin
embargo, la veracidad de las situaciones narradas es un dedo
que señala a cualquiera de nosotros. Hay pocos personajestipo
en el mundo en que me vi inmersa: están los que respetan
y los que no a los demás seres vivos. En el grupo de los
BUENOS hay diversos sectores, los que respetan y luchan por
concienciar, los que aman y tratan como iguales, los que
buscan su protección y recuperación, los que curan, los que
salvan y los gobiernos que dictan (algunas) leyes protectoras.
En el grupo de los MALOS están los cosificadores que regalan
(un ser vivo no se coloca con un lazo/cadena en las manos de
otro), abandonan y maltratan, los que solicitan subvenciones
sin beneficio para los supuestos protegidos, los que se
escudan en teorías científicas para experimentar, los que no
curan sólo acumulan, los que torturan para que otros paguen
por ver sufrir, los gobiernos que ignoran o amparan
comportamientos abominables. Por eso mis personajes llevan
nombres que parecen trajes hechos a medida, nombres que
describen caracteres, como los indios, dando un sentido a sus
vidas, para bien o para mal.
No sé qué diario es éste. Una declaración de principios
temporal, porque según voy aprendiendo, me doy cuenta de lo
necia que fui en algunos momentos y de lo claro que lo tuve (lo
tengo) en otros.
Un apreciado mañico me dijo que “había creado un
monstruo” sin saber lo acertado de su apunte. Un monstruo
porque el personaje salta desde la pantalla y decide
modificarse, aumentar o disminuir a su antojo. Ya no estoy yo.
Ya no es mi hija, ella es tanto más, que no soy capaz de
transmitirlo. Entre la bruma se oye el latir de corazones, vivos,
eso sí…
Era aquella necesidad de aportar, de compartir, de desterrar,
tan soberbia, que a veces no deja paso a la calma, la que me
empujó a narrar lo que veía, a luchar por los que sufren y
siempre, SIEMPRE (¡MALDITA SEA!) perdonan. Sé que están
los niños, se que están las mujeres y los pueblos, se que están
las bombas... pero los “sin voz” necesitan mi palabra también.
No elijo las trincheras donde lucho, son ellas las que me tragan
a mí.
La vida enseña. Este libro es una vida inacabada en
constante cambio y proceso de crecimiento. Sigo aprendiendo,
sigo modificando, sigo mejorando.
Y no dejo de RECALCAR algo fundamental, el DOLOR
que aquí se cuenta es real, sucede y su atrocidad debe
estar lejos del alcance de los niños. Al menos, tal y como
aquí se cuenta. Los padres deberán explicar e informar a
sus hijos de lo que les sucede a los otros habitantes del
planeta, pero no de la manera que aquí se relata. Expresiones
y sucesos tan tremendos deben ser erradicados para que nadie
tenga que contarlos.
Clamo por la EDUCACIÓN de los que van a sujetar este
Planeta que se rompe. Alejadlos de la violencia y la crueldad.
Mientras tanto:
QUE SE PUDRA EL QUE MALTRATA A
OTRO SER
♦♦

9 de abril de 2.002
Son las 20:10 horas.
Escribiré algunas fechas a lo largo de mi historia porque se
me da fatal recordarlas asociadas o no a sucesos. Esta fecha
es importante puesto que hoy comienzo mi libro.
Mi memoria se atasca.
-¡Pues verás cuando seas vieja!- dice siempre mi madre…
No me quedó más remedio, cuando Ella llegó a nuestra
vida, tuve que apuntarlo todo para no olvidar esos momentos
triviales que hacen sonreír porque, los fundamentales, se
grabarían solos en el lienzo de mi memoria.
De esta manera va surgiendo mi libro. Como se trata de un
libro electrónico, lo veréis salpicado de enlaces, porque mi
pasión por aprender va íntimamente ligada a La Araña Cultural.
Internet. No obstante, si preferís imprimirlo para su lectura, o la
versión que ha caído ante vuestros ojos es .pdf, tenéis un
apéndice donde he listado los enlaces a que me refiero a lo
largo de la narración para que no dejéis de echar un vistazo a
los lugares que, unas veces entusiasmada y otras por
obligación y con un nudo en la garganta, fui accediendo.
Aviso de que he sido incapaz de elaborar el listado
relacionándolo con las páginas en las que aparecían dichos
enlaces porque éstos se movían a su antojo y sin permiso y el
que hoy estaba en la página 282, mañana aparecía en la 283 o
incluso en la 281, retrasándose el relato o adelantándose
debido a no sé qué embrujos de la herramienta de oficina
utilizada. También advierto que los enlaces se actualizarán por
última vez, justo antes de lanzar el libro a las redes internautas,
por lo que si alguna dirección no es válida o ha cambiado,
podéis escribirme para, entre todos, si os merece la pena,
mantener la historia que os entrego tan tierna como el pan de
pueblo.
{Regreso al Pasado, sin máquina ni tecnología, bueno sí, la
máquina, el ordenador, y la tecnología, esa misma, la del
sofgüer}
25 de enero de 2.002, viernes
NO PODRÉ DORMIRRRRR
Sí, hoy no podré dormir. Lo tengo claro. Mañana voy a por
mi cachorrita y ya llevo varios días cambiando sueños por
ilusiones así que, esta noche, que casi la podré tocar con los
dedos de las ganas…
26 de enero de 2.002, sábado
Entre las anécdotas imborrables está la del primer
encuentro. Llevaba varias noches sin dormir porque, cuando
una tarda 31 años, 10 meses y 10 días en realizar su sueño
más hermoso, es lógico que pierda el sueño, pero el otro, el de
dormir a pierna suelta.
Pues bien, ahí estaba yo, con mi padre, mi esposo y mi
“vieja” amiga con su hijita en los brazos (sí, sí, fuimos todos),
esperando a que me presentasen a mi perra. ¡Era un cachorro
enorme!
Esa fue mi primera sensación. Esperaba una bolita
rellena
, aunque con casi tres meses, qué quería yo… Al lado
estaba su madre, de piel atigrada y ojos dulces. Serena y triste
a la vez por lo que intuía. Acaricié a la mamá tímidamente
porque me sentía una usurpadora, sin embargo, su hija, me
arrancó de un gesto cualquier preocupación: al verla, me
agaché y ella se subió encima de mis piernas para besarme la
cara. Un saludo en condiciones. Mi amiga dijo algo parecido a
que reconocía a su nueva mamá y yo, la adoré desde ese
mismo instante.
Se supone que ese es el momento en que debes preguntar
al propietario “qué comida le da, si sus padres sufren alguna
enfermedad, qué carácter tienen” si es que no lo sabes ya, y
desde luego, examinar al cachorro por si estuviera enfermo o
incubando alguna enfermedad o tuviese algún comportamiento
extraño. A mí, ya todo me daba igual. Con los nervios y la
emoción me olvidé de preguntas. Eso sí, nos enteramos que no
tenía puesta ninguna vacuna, la envolvimos en el abrigo de mi
marido y salimos pitando hacia el coche. La criatura temblaba
de miedo y frío.
El camino de vuelta a casa fue agradable porque Irene, “la
cachorrita” de mi amiga, calmó a la mía y suavizó el susto de
separarse de su madre y su entorno, estar entre desconocidos
y en un cacharro pequeño y ruidoso (¡el coche!).
Aún veo su imagen chiquitilla cuando la dejamos en el suelo
del salón y empezó a curiosearlo todo. Hasta el fondo del
pasillo, en la puerta de mi habitación, donde dejó su primer
“recuerdo”. Yo le hablaba con mucha ternura para que no se
sintiera extraña o asustada por lo que me tomó como
referencia. Recorrió cada rincón, palmo a palmo, reconoció la
casa con prisa por hacerla suya, supongo, tal vez buscando a
su mami, o una salida… Aunque no vive allí, ya no la olvida y
se siente en su hogar en cuanto cruza el umbral de la puerta,
recorriendo el mismo camino cada vez, que recorrió aquel
primer día. ¿Quién dice que los perros no tienen memoria?
A muchos les resultará cursi que mi familia no supiera qué
nombre ponerle pero ya tuviese clara su posición dentro de
ella: hija, nieta, sobrina y prima. Adora a su abuela, le ha
perdido el respeto a su abuelo sin perderlo nunca de vista y,
aunque no se separa de su madre, el amor de su vida es su
padre. Todo esto sucederá rápido, en cuestión semanas. En
realidad días, porque sólo los visita un par de días cada quince
que podemos reunirnos. Al escribirlo, me doy cuenta de que es
muy poco tiempo para haber conquistado tan firmemente
nuestros corazones.
Para seguir un orden en esta avalancha de acontecimientos,
vuelvo a rememorar su llegada a casa de mis padres: bajaron
mis amigos a saludarla y la chiquilla agradeció tanta atención y
cariño. Fue maravilloso para su experiencia pues, aunque no
muy aconsejable según los entendidos comenzar una relación
de manera tan intensa… tanto mayores como pequeñas
(¡bebés!) le mostraron que era estupendo ser amado por las
personas. Recibió ese amor a raudales y por eso, es incluso,
demasiado confiada con el género humano. De hecho, no
podíamos salir a la calle sin que se parase a saludar
alegremente a toda persona que se cruzara en su camino.
Para acabar de separarla de su madre, presentarle a una
numerosa familia, ruidosa y tocona, para haberle cambiado de
casa, comida, cama y olores, mantuvo el tipo muy dignamente.
Durante la multitudinaria comida (llegaron mi hermana,
cuñado y sobrino a conocer a la nueva integrante de la familia),
nos dio la primera sorpresa pues se retiró a la que había
tomado como “su habitación” mientras esperaba su turno.
Durmió como el bebé que era, asimilando la información
recogida en esa intensa mañana.
¡EL TERROR DE LA PRIMERA NOCHE!
Todo el mundo, incluidos expertos, advierten a los posibles
abandonantes de perros (porque a los que adquieren animales
con la ilusión y responsabilidad que yo, eso no les afecta), que
el cachorro hará sus necesidades por doquier (¡no vayáis a
regañarlo hasta que se adapte a su nueva familia!) y que
llorará, irremediablemente, al menos, las primeras noches lejos
de su madre biológica.
Estamos de acuerdo en lo de sus necesidades. Las coloca
allí donde le parece sin reparo alguno durante los primeros
días. Lo difícil está en enseñarle a que lo haga donde tú hayas
elegido. Y no por su corto entendimiento, razonamiento
equivocado, sino ¡por la torpeza del maestro! Si le felicitas
efusivamente cada vez que la ves hacerlo en su sitio, ella, con
tal de complacerte, lo repetirá cada vez más segura de que es
eso lo que quieres. Llegó un momento en que era ella la que
me obligaba a salir a la calle para no hacérselo en casa. ¡Mi
perra es muy limpia! Lo que pasó es que a mi niña le coincidió
un largo y crudo invierno con su período de cuarentena por
vacunas, por lo que se retrasaron sus primeras salidas a la
calle hasta casi los cuatro meses de edad.
No quiero perder el hilo… afirman en segundo lugar, que el
cachorro nos “dará la noche” Pues ella…, nos dio la segunda
sorpresa. Yo me había leído lo habido y por haber con respecto
a los cachorros de bóxer (ahora estoy convencida de que todos
los cachorros se comportan igual), por lo que tenía claro que
las primeras noches dormiría en nuestra habitación. ¡Sí, sí, es
mano de santo y no condiciona noches posteriores! Por lo
menos con esta nena, que no he visto tanta bondad en mi vida.
La puse a los pies de mi cama en su cestita (y digo bien,
porque la compré antes de ver a la “prota” y se me quedó
escasa de tamaño. Sin embargo, ella la tuvo como su refugio
tranquilo y su cuarto de juegos durante mucho tiempo); me
acosté digo, no sin antes haberle acariciado y besado
suavemente para contarle que estaría allí a su lado. Me acosté,
repito. Silencio. Sin cerrar los ojos (ambas), intranquilas.
Cambié de posición y decidí dormir esa noche con la almohada
a los pies para poder tocarla hasta que YO conciliara el sueño.
No podía creerme lo que estaba pasando. ¿Era ella verdad,
estaría yo en mitad de una alucinación?
Esto de dormir con la cabeza a los pies es cosa mía, no digo
yo ni recomiendo a nadie que lo haga con su cachorro. Me
salió del corazón porque así, mi mano y su cuerpecillo estaban
siempre cerca. ¡Y NADA, DE UN TIRÓN, SIN LLANTOS NI
GEMIDOS! Se despertó un par de veces extrañando el lugar y
al moverse tocaba mi mano con su morrito, yo le pasaba los
dedos por su cara para que pudiera olerme y volvía a dormirse
tranquila. Así, nos dieron las diez de la mañana. Podéis pensar
que es ficción, no obstante, os confío que según dicen la
primera suele ser bastante autobiográfica, así que ésta, no va a
ser la excepción en lo que a la prota se refiere. Además, para
qué inventar sobre alguien que ya es, por sí sola, tan especial.
27 de enero de 2.002, domingo
Si no me equivoco, todo el mundo, o los tres familiares que
hayan aceptado amablemente el libro, os estaréis preguntando
por qué no os digo DE UNA VEZ, cómo se llama “la actriz
principal”. He de confesar que hasta bien entrado el segundo
día, no decidí su nombre.
Lo del nombre es algo que no se puede tomar a broma por lo
que, J. y yo, anduvimos quince días, vacilando sobre ello. Llegó
el día D la hora H y la perra P y, NADIE, sabíamos cómo
llamarla. Bueno, sí, mi padre lo tuvo claro nada más verla: para
él era LINDA y no hará falta explicar el motivo. Nada en contra
de “Linda” sólo que se hacía urgente decidir…
Habíamos barajado numerosos favoritos:
l JOTA, como su padre
l SOFÍA, como su madre… y su abuela…
¡Descartado!
l ANDRÉS LUIS, un amigo…
Hubo uno que reinó unas horas con tanto éxito que esta
muchacha corrió el riesgo de quedarse con él para siempre:
l SINPA-PELES: por no tener pedigrí.
¡Uf! no sé, mil nombres muy humanos, con los que sería
llamada a voces con el consiguiente cachondeo de dueños, no
de sus tocayos. Al final, nos pusimos serios porque, aunque a
ella lo del nombre le iba a dar igual, se merecía todo nuestro
respeto.
RITA comenzó a tomar forma y situarse como favorita
indiscutible. La perra de mi amiga (es literal, nada de segundas
intenciones, mal pensados) se llama “Lola” así que, por qué no
RITA…”Hayworth”, “La Cantaora, “Pavone”… Ilustres Ritas
que han adornado la vida de muchas generaciones con su
belleza, personalidad y alegría y se han convertido en mitos.
Yo no necesitaba llegar a tanto, sin embargo, me vi colmada,
porque según fuimos tratando con la hermosa cachorrita de
dos meses y medio, supimos que Rita y no otro debía ser su
nombre. Hasta mi padre (aferrado a su “Linda”), se dejó llevar
por el Glamour…
Rita es toda belleza, personalidad y alegría. Como si las
hadas “Flora”, “Fauna” y “Primavera” le hubieren otorgado
sendos dones, los ostenta con sabia generosidad. Y de
inteligencia no se queda corta, aunque, eso le viene de familia:
la adoptiva y la otra, como iréis comprobando en las páginas
que vendrán.
Como en todo relato y antes de pasar a los problemas (sí,
hijos, sí, aquí también los hay), suele haber una descripción
física de los protagonistas. Los humanos no merecen ser
descritos, ¿no veis que llegados a la altura de “progreso” en el
que estamos, eso sólo sirve para discriminarnos unos a otros?;
además, ya sabéis como son los humanos, más o menos,
todos iguales. En cuanto a lo psíquico, nos iréis conociendo
con relación a Rita y, a través de ella, podréis juzgar
sobradamente si nos ganamos (o no) el cielo (el terrenal, el
otro, “chi lo sa1”). Sin embargo, ella merece ser descrita con
detalle.
Si alguien no sabe que un bóxer es, por definición, un perro
que hace rebosar su hermosura interior, hasta convertir su
estampa en inigualable, es que no tiene idea de perros. Sí, sí,
es claro y contundente. Yo hace bien poco estaba igual.
Ignorancias aparte, el bóxer es el elegido “inter-pares2” por su
magnífico carácter. Equilibrado y leal. 100% energía y vitalidad.
Alegre, satisfecho, con un corazón inmenso. “UN CACHORRO
ETERNO” dirán otros equivocándose, pues el bóxer es un
cachorro que aprende y se hace adulto, sin dejar de sonreír,
nunca pierde su inocencia mientras trabaja, incansable, para
mantener a su familia unida y entretenida. Os aseguro que no
hay mejor psicólogo que un bóxer. Observa, escucha y
comprende cómo te encuentras. Si estás “en forma”, pide
marcha, si estás “de capa caída”, entonces procede a consolar
tus penas. Yo que vosotros no le pediría “ataque y defensa” por
su aspecto y su cara chata porque volveríais a equivocaros. Ni
es fiero ni le gusta la disciplina. Los que lo quieren bien
recomiendan antes otras razas para guarda y defensa. Sí, hay
numerosas anécdotas sobre salvadores de vidas, que no es lo
mismo que guardadores de fincas (también conozco algunas
muy divertidas, sobre lametazos a ladrones conocedores de la
raza). Algunos criadores se enfadarán porque hay una cantidad
considerable de compradores que exigen un bóxer como
vigilante o porque se creen que es agresivo. No se molesten,
saben Uds. infinitamente más que yo sobre crianza y
adiestramiento pero no pueden obligarme a decir que
considero al bóxer un buen guardián, antes al revés, estoy en
contra de su educación para esos menesteres. El bóxer ha
entrado en nuestros hogares para darnos paz y alegría. Tengo
claro, y muchos amigos (del bóxer, no míos) me apoyarán en
que es obediente por cariño y porque quiere, no por imposición
de autoridad. Aprende si juega. Demasiado inteligente y
sensible para cambiar diversión por agresión. Su misma
mandíbula no ha evolucionado para apresar o destruir porque
es prognática (¡buscad, buscad sobre perros y leed, por favor!)
y su mirada tiene la pureza de un ser sin mancha. A veces se
nos escapa que “humana” pero eso es atribuir una carga de
maldad que nosotros llevamos a cuestas que el perro (en
general) y el bóxer (en particular) no tiene por qué sufrir por
cuanto no la padece.
Por supuesto que habrá maravillosos ejemplares que hayan
aprendido dotes que no necesitaban, no me cabe duda, y
seguro que tratarán de cumplir las expectativas de sus dueños
con toda la dedicación de que son capaces. Pero el campo de
entrenamiento de un bóxer es el corazón de sus dueños. Ahí
da lo mejor que tiene.
Rita si me ve llorar me abraza (sí, sí, sus abrazos son
también reales) y lame mis lágrimas, me trae sus juguetes y
llora conmigo si el consuelo no me alcanza. En mis momentos
tristes, ella es la que más cerca de mi alma ha estado.
Vuelvo a intentar leer en vuestras mentes para adivinar
preguntas y adelantar respuestas. Rita es especial, como ella,
cada perro es una historia magnífica que contar, si eres tan
listo como para aprender a su lado.
Su pelaje color canela que unos llaman “dorado” y otros
“leonado” es suave, firme y muy corto. Le protege lo justo de
frío y calor, por eso no es amiga de humedades ni
temperaturas extremas (aunque apechuga con lo que le echen,
el calor puede con ella). Recuerdo con una sonrisa cómo los
primeros días en esta casa mojada, la peque apoyaba su
culete en mis zapatillas, mientras fregaba los cacharros, en una
petición urgente de alfombras o calor humano. ¡Nada de
sentarse en el suelo!
Cada extremo de sus patas gatunas y su rabo se vuelven
blancos para distracción jovial de ¡ella misma! Sus también
blancos cuello, pecho y tripilla dejan ver una piel sonrosada y
calentita que tiene la peculiaridad de que, si la acaricias una
sola vez, tendrás que hacerlo durante el resto de tu vida para
ser feliz.
Por consejo de nuestra amiga no le cortamos el rabo ni las
orejas, y en esto quiero extenderme:
ESTAMOS EN CONTRA
DE AMPUTACIONES ESTÉTICAS.
Algunos países penalizan
las amputaciones en los concursos de belleza, cosa que
debería ser más contagiosa ya que no es justo que un recién
nacido tenga que sufrir la tortura de sentir cómo, sin anestesia,
le cuentan la vértebra “equis” y ¡zas! con una tijera separan su
colita mientras ignoran los chillidos de un cachorrito de apenas
dos días de vida que sufre con semejante tortura. Las orejas
son otro tormento que deberá soportar durante semanas
cuando apenas haya cumplido los dos meses. ¿Por qué? Su
gesto dulce y amable queda mutilado (exteriormente sólo, por
supuesto) y convertido su rostro en el de un gigantesco
murciélago en eterna condición de ¡ALERTA! ¡No es tan fiero
este lobo como lo pintan!
El ser humano que quiere (y que puede pagarlo, ésa es otra)
se quita y pone accesorios y miembros a su antojo comos si de
una moto custom se tratara. Sufre las consecuencias y
“apechuga” con la elección tomada. Tu cachorro no decide
nada. Si le toca en suerte un amo y señor que lo quiere todo
amputadito, ¡hala!, el perrito lo sufre en silencio (o con gemidos
y más gemidos, con vendas y curas y collares isabelinos para
que no se infecte heridas…), y, encima, no le guarda rencor a
nadie.
Felipe y Lola (pongamos por caso) no le van a amputar la
colita, ni recortarán orejas de Felipito cuando nazca (¡que se lo
pague él si quiere cuando sea autosuficiente!). “¡Qué
barbaridad!, pero ¿qué dice esta loca?”. Ya, ya, es infantil y
muy simple y cansa mucho tener que enfrentarnos a
situaciones paralelas para que nos demos cuenta de lo
absurdo y cruel de nuestro comportamiento, que tiene doble
rasero.
En fin, habréis comprobado que tal cual se desarrolla la vida
de Rita así os la cuento, sazonando el relato con mis
pensamientos al respecto para que, asintáis con la cabeza o
reflexionéis sobre lo que os ofrece mi historia. Corro el riesgo
de que cerréis el libro pero la verdad tiene que ser dicha.
Gracias otra vez, por vuestra paciencia.
Después de su pelaje dorado y suave viene su cuerpo
atlético y poderoso. No veréis cachorros de bóxer blanditos,
como de peluche. ¡Y menos con casi tres meses! Son sus
músculos la envidia de deportistas y aficionados. Aunque, ¡ya
está “mamá advertencias” atacando de nuevo! no creáis que
pueden por eso correr atados a vuestra moto para fardar por el
barrio con ambos (perro y moto). Al contrario y, ¡mucho ojo con
ello!, los que saben aconsejan no machacar su estructura ósea
y muscular mientras esté en pleno desarrollo. Displasias y
problemas articulares aparecerán con los años provocando
mucho sufrimiento (y gastos…).
Rita es libre, capaz de tomar decisiones y elegir si tiene que
correr porque no hizo mucho ejercicio últimamente o si prefiere
investigar sobre raíces y plantas, mariposas o rocas, tesoros
escondidos o pelotas, cuando salimos cada tarde de paseo.
Eso sí, CADA TARDE. Sus patas de gato son poderosas y
ágiles, por lo que disfruta provocando tus carreras o
persiguiendo al mismo movimiento con una belleza
impresionante. Su figura es estilizada aunque la gente corriente
piense que el bóxer es gordo y cabezón. Eso quiere decir que
sus dueños no respetaron sus músculos con paseos diarios ni
vigilaron su alimentación. Aunque podrían comer y no acabar
nunca, los bóxeres deben comer poco, pero de buena calidad
(especialmente los perros de talla grande y gigante –aunque
cualquier perro en realidad-, debe cuidar su peso porque
obesidad es signo de enfermedades futuras). ¿Quién no ha
visto pasar lastimosamente a un perro “redondo por donde lo
mires” sin pensar “qué viejo será el pobre”? Es cierto, les
acercamos la vejez peligrosamente si los dejamos engordar en
exceso. No vayamos a caer en la anorexia ¡por favor, que hay
que estar en todo! Una alimentación pobre convierte a los
perros en esqueletos andantes y ese extremo es el mismo:
vejez prematura, enfermedades, baja calidad de vida. Conozco
casos y sobre todo he tratado de leer e informarme sobre ello.
(Nunca termino de aprender). No soy ninguna lumbrera, la
documentación que te proporcionan laboratorios de piensos,
clínicas veterinarias, libros y revistas especializadas, Internet,
criadores y dueños, junto con las experiencias acumuladas por
uno mismo lo dejan bien claro y al alcance de todos: pan duro,
arroz cocido o piensos de gama baja son un “quita-hambres”.
¿Quién le da de comer a su hijo sólo arroz cocido, pan duro o
sopas de sobre a diario, para el resto de su vida? (Que me
perdonen, por supuesto, tantos millones de seres humanos que
tomarían este menú ingrato con felicidad. Todo mi amor y
respeto para ellos que mueren de hambre). Con el perro pasa
igual: un pienso de gama baja satisfará su hambre, pidiéndote
hasta un kilo al día, sin nutrir ni fortalecer. Una comida sana,
equilibrada, enriquece masa ósea, articulaciones, músculos,
defensas, visión, circulación, piel, etc. Los piensos de gama
alta son supuestamente tan completos que debes darle apenas
unos pocos gramos al día (que disminuyen según va creciendo
tu perro. También existe la alimentación B.A.R.F. (Bones And
Raw Food, para anglo-parlantes) o A.C.B.A. (Alimentación
Cruda Biológicamente Apropiada) cada vez más extendida:
sólo comida natural cruda. Variada y, en el caso de las frutas y
verduras, troceadas y machacadas para su mejor digestión y
asimilación. Lo que comería un cánido en estado de libertad
absoluta. Leed sobre estas cuestiones, aprended porque
también supondrá un ahorro. Y que quede claro que sólo
promociono la alimentación sana, no me llevo comisión de
nada y si aguantáis hasta el final os daréis cuenta de mi
verdad, porque no descubrí tantas certezas en un día, todo
llevó su tiempo…
Rita está en la etapa de mayor necesidad de alimento y sólo
come 600 gr. al día. Y si me ciñera estrictamente a las tablas
de su pienso, aún debería quitar un puñadito. Cuando sea
adulta, comerá aún menos. A mí, particularmente, no se me
ocurre darle comida casera. Es más laborioso y la probabilidad
de acabar dándole sólo sobras es alta y peligrosa. La
prohibición expresa de no darles comida cocinada, se basa en
que el calor reduce las propiedades de los alimentos y destruye
las enzimas que posee el organismo. Los huesos se dan
crudos para que no se astillen o bien se cuecen para caldos.
¡Quien regatee para escatimar en la alimentación de su
perro, que no lo tenga! Hay muchas razones para desechar la
idea de tener un perro. Esta es una de las más importantes que
contiene la normativa vigente3 (la de Madrid, por ejemplo). Al
final, cualquier otra solución sale cara: visitas al veterinario,
cuidados y atenciones, etc. Es que, adoptar un hijo canino y
criarlo requiere aumentar los gastos de una familia durante un
promedio de 8-16 años (a veces más o lamentablemente,
menos). Nadie habla de darle caviar o salmón (¡buf, tal y como
está el salmoncito últimamente…!), simplemente comida sana.
¿Le privas a tu bebé de lo mejor a tu alcance para su salud?
Seguro que no, y con tu perro tampoco debes hacerlo, créeme.
La moral y la ley lo impiden.
Llegados a este punto y comprobada mi tendencia a la
dispersión, he de retomar el orden cronológico que impera en
el transcurrir de nuestras vidas y continuar con la aventura de
Rita.
Tras el primer intenso día y su noche reparadora, va
pasando el domingo y con él, se acerca la hora en que nos
vemos obligados a regresar al lugar que denominamos “hogar”.
Más que nada porque el lunes se trabaja. Así que “carretera y
manta”. Y, como os prometí, al igual que en la “Biblia” o en “Lo
que el viento se llevó”
llegan los problemas. Rita se marea.
Aunque no le dimos nada de desayunar (o incluso debido a
eso, aconsejados por desconocedores del asunto, ¡qué poco
sabíamos por aquel entonces!), vomita a los 20 minutos de
montarse… ¡qué lastima, si le quedan cuatro horas más de
viaje! Yo iba detrás, con ella, pero parece ser que mi presencia
protectora no le mitiga el miedo. En los quinientosypico
kilómetros, paramos cada vez que Rita ponía gestos raros. Se
sentaba de golpe, y su nariz goteaba, su boca entreabierta y su
lengua babeante indicaban las inminentes arcadas. Con ese
viaje sorpresa, sin habituarle antes al coche, le inculcamos el
rechazo a tal aparatejo y la desgana eterna por arrimarse
siquiera.
Al acomodarme en el asiento trasero, la puse en mi regazo,
con su cestita y sus juguetes al lado. Con los primeros
vaivenes y baches, la niña decide que prefiere irse a su cama,
así que, se hace un ovillo pegadita a su peluche casi más
grande que ella y cierra los ojos. No sé si para no vernos o
para tratar de dormir. A pesar de tan lúcida decisión, los
mareos van en aumento. Hasta que vomita ¡Tan pequeñita, tan
asustada, meneando su colita en desesperada petición de
socorro! Qué ternura, qué impotencia no saber cómo
transmitirle calma.
Sufrimos mucho en los primeros viajes que realizó,
conscientes del cariño que le iba tomando a los automóviles. Y
no queda más remedio que viajar a menudo, pues vivimos
desterrados a cientos de kilómetros de nuestras familias. Nos
aconsejaron adormilarla, pero algo me lo impidió (¡odio tomar
medicamentos innecesariamente!) y nunca dejaré de alegrarme
por ello4.
Lo de viajar en ayunas era un craso error que gracias a una
amiga de la red que conoceremos más tarde, pudimos
subsanar enseguida. Rita, cuando come mientras viaja se
marea menos y, desde luego, no vomita. Cuando viajábamos
solos, preparaba bocatas y salíamos pitando los viernes a las
tres. Comíamos por el camino como buena costumbre de las
vacaciones en los `70. Mi padre, mi madre, mis hermanos, el
canario y yo, degustábamos tortillas de patatas, filetes
empanados y pimientos verdes fritos, regados con vino y La
Casera aunque el viaje durase dos horas: Soria, Punta Umbría,
La Rioja, Zaragoza, Lérida, Sagunto, Ávila, Segovia, Toledo y
Piqueras nos vieron tomar avituallamiento en los descampados
de sus carreteras ¡Y sin ensuciar, eh, que mi madre lo recogía
todo y “pa” el cochazo –un SEAT 850 especial, de un rojo
flamante, ¡qué bonito era!- y ¡en marcha de nuevo! Nunca
olvidaré Medinaceli con sus ricos desayunos y su mantequilla
dulce.
Sin lanzarse, ¡eh!, que del pasado hay que tomar SÓLO las
buenas costumbres así que, en cuanto recuperamos el
generoso yantar, Rita dejó de echar papillas. Hay que
reconocer que lo que será imposible del todo es que acabe
adorando el auto pero, por lo menos, va comprendiendo que
solemos viajar para llegar a sitios que merecen la pena el
disgusto. Sin desmerecer ninguno, hay que ver cómo le gusta
mi barrio. Nací en Madrid y, VALLEKAS, es mi madrina.
Algunos se escandalizarán, la mayoría ni sabrán de qué hablo.
Es lo mismo. Mi barrio está lleno de zonas verdes, montañas
como pechos de comadrona vestida de esperanza y, perros y
más perros a los que ladrar, provocar y conquistar después.
Mi marido dijo esta Semana Santa, nada más ver a Rita
saltar del coche enfrente del portal de sus abuelos:
-“No cabe duda de que tú también eres vallekana”-.
Así es, no puede negarse. “Las Tetas”, el parque Tierno
Galván,
el parque de Miguel Hernández, el parque Azorín,
zonas
que abrigan mi barrio con bullicio de niños deportistas,
abuelos paseantes y dueños de perros con sus mascotas como
espejos devolviendo la imagen de los amos a quien quiere
observarlos un momento. Con esto no intento decir que Rita
sea mi vivo retrato. ¡No, por favor, pobrecita! Lleva muy poco
tiempo conmigo para semejarse a mí. Espero que crezca
independiente e individual como todavía lucho yo por crecer.
¡Ah, amigos, basta de bifurcaciones del sendero! No puedo
dejar en el olvido el glorioso
DOMINGO- NOCHE:
Llegamos a casa descompuestos, pensando que la perra lo
primero que haría sería una llamadita a la protectora de
animales más cercana para largarse de nuestra amable
custodia. Sin embargo, en cuanto pisó tierra firme, besó el
suelo como el Papa y pidió su comida. Devoró comida y
desayuno. Bebió abundante agua y se dispuso a reconocer su
segundo hogar en su segundo día lejos de mamá-bóxer.
Aunque ni de lejos tan acogedora como la casa de mis padres,
sí que es más grande, con dos plantas que recorrer… eso sí,
cuando «me quite el miedo a esto que la chica llama
“escaleras” y yo llamo “quebrantamorros”…» Tuvimos que
subirla en brazos porque su petición de seguir curioseando era
evidente pero su negativa a dar un paso hacia arriba, también.
-De acuerdo, Rita, ya empezarás mañana las clases.
Mientras veíamos la peli de la noche, ella dormitaba en su
cestita, al lado nuestro. Tapada con una gruesa manta y liada
en un jersey mío. ¡Bendita era antes de que un alma caritativa
le invitase a subirse al sofá!
-¡Pobrecita, aquí no pasará frío!. Claro. Y tenía razón. Y
se vive más feliz así, en camada. Siempre. SIEMPRE, repito.
Por eso, lo que no se puede hacer es ARREPENTIRSE UNO
DE HABER PERMITIDO A SU PERRO SUBIRSE AL
DICHOSO SOFÁ (o a la cama). No se puede. No hay vuelta
atrás. Ya, ya os contaré, que esto trae discusiones con ella y
entre nosotros “everi dei5”.
Cuando llegó la hora de dormir, nos llevamos su cestita a
nuestra habitación (2ª noche durmiendo también con nosotros)
y ella, sin réplica, se acostó y durmió como un lirón toda la
noche.
J. le dio los “Buenos Días” a las 7.30 (“joer, qué majo, mira,
qué detalle”) Ella le devolvió el saludo muy amablemente y se
dio media vuelta “no vaya ser que alguien se crea que tengo
ganas de hacer pipí con la que está cayendo…” Y, ¡hasta las
diez de la mañana!
A estas alturas y según mi agenda, estamos a
28 de enero de 2.002
Se levanta por la mañana con una carita de bebé
somnoliento que convierte nuestros corazones en torrijas con
almíbar. Menea su cuerpecillo y nos saluda llena de vitalidad. J.
baila con ella y decide que sí, que es twist lo que le hace
contonearse así por las mañanas…
…Por las mañanas, cuando le dices algo bonito o le cantas
una canción, cuando le ofreces su plato de comida (lleno),
cuando le presentas un amigo o ve un niño a 1.000kms. Podría
afirmarse que Rita Pavone a su lado es Bernarda Alba con
casa y todo si la comparamos con esta nueva Rita.
Prosigamos: tras levantarnos, saludarnos, bailarnos y
desayunarnos, pusimos las cosas claras. Rita veía el revistero,
se acercaba, abría su boquita llena de alfileritos afilados y me
lanzaba la mirada nº 2 de su repertorio. A saber:
l MIRADA Nº 2, como queriendo decir… ¡que coño!
(perdón), diciéndome francamente: “si no hay otra opinión
al respecto, me voy a comer este revistero…“
Y ¡claro que discrepaba yo sobre el asunto! Lanzaba un
¡NO! Serio y contundente y, ella, altanera y orgullosa, se iba a
catar otra cosita. Cuando inventariamos la casa, todo debate
quedó zanjado. Dos días, no más. Nunca tuvimos que reabrir el
caso.
Los primeros días dejo a mi amor en un estado de abandono
digno de denuncia. La comida, tarde; café recién hecho, nunca;
camisas planchadas, una; toallas limpias y secas… ¿¿?? Me
disculpo a mí misma argumentado que Rita acaba de llegar y
necesita mil atenciones. Le limpio ojos y orejitas, le cepillo el
pelo y compruebo sus uñas. Sus dientecillos le bailan
anunciando dentadura nueva. Le enseño su nombre para que
descubra que, tras oírlo, llegará algo nuevo y divertido. En un
día, aprende a sentarse. Es decir, sabía sentarse de maravilla,
mejor que nadie, vamos, o sea que, lo que le enseño es a
sentarse cuando oye la palabra “SIÉNTATE”. Para la alumna
esto es “gratis” porque le gusta estar sentada y si además le
das una galleta (para perros of course,6 cada vez que lo hace,
podéis imaginar que la primera semana se pasó sentada 23 de
24 horas que tiene el día. También aprendió este lunes intenso
a “BUSCAR”. Le mostré una de sus galletas (“¡huele, huele,
sabueso!” le animaba yo) encima de algún sitio que viese bien.
Repetía entonces, varias veces “¡BUSCA!”. Aunque la mayoría
de las veces cuando yo decía “¡BUSCA!” ella ya se había
zampado el regalo. Rita a lo que va es a zanjar asuntos. Poco
a poco (os hablo de una mañana) el regalo estaba más
escondido, incentivando a su nariz a desarrollar el olfato y
alargando la búsqueda. A las 15.30h me pilló J. con la comida
sin hacer, una galleta en la mano y la demostración factible de
que no habíamos perdido el tiempo. ¡Menos mal que Rita
obtuvo una puntuación de 10! Que si no, cobramos las dos…
Durante la mañana siguiente, sólo tuve que darle a oler mis
dedos para que se pusiera a buscar. Hoy por hoy, encuentra lo
que has perdido y lo que no querrías que encontrara jamás.
Ese día ya os será relatadoooo…
Lunes por la noche, casa alquilada, sofá de malamuerte. Frío
en el suelo. Frío en las paredes, frío en las narices y pies. Frío
y humedad por todas partes. Padres adoptivos envueltos en
una manta, tirados en el sofá. Hija adoptada hecha un higo en
su cestita. Padres adoptivos miran piadosa y tiernamente a su
hija. Hija capta mirada, enchufa orejas hacia padres adoptivos.
Padres se miran y saben que cometen un error, Rita aguanta la
respiración. Padres insensatos vuelven a invitar a la niña a
compartir su ridículo y esquelético sofá-cama de playa (aunque
viven en la montaña). ¡¡ LA HAN CAGADO!!
Rita es feliz. Nos besa y lava la cara con fruición. Se está
produciendo una escena de las de La Casa de La Pradera.
¡Maravilloso hogar! Continuamos inquietamente satisfechos
viendo la película. Aunque, como todo en esta vida, se acaba
también la película y hay que acostarse.
¡ATENCIÓN, PREGUNTA !
¿Quién NO QUIERE IRSE A SU NUEVA Y GÉLIDA
HABITACIÓN Y SUGIERE -CON UN SUSPIRO Y UN
ARREBUJAMIENTO- EN EL HOYO QUE YA TIENE
DOMINADO DE LA GOMA ESPUMA, QUEDARSE
ECHADITA EN EL SOFÁÁÁÁÁ? ¿EEEHHHH?
¿QUIÉÉÉÉNNNN?
No parece buena idea que piense que el sofá es su cama
puesto que tal vez algún día, vendrá visita y ella le cederá
gustosa su cestita para ver la tele pero el sofá será
suuuuuyooooo. Además, si no desfacemos el entuerto lo antes
posible, con su manera de crecer día por día, ni sus padres
adoptivos cabrán en el sofá… y éste, se vendrá abajo.
La tarde siguiente y muchas más, ocupan varios minutos en
la reconquista de su puesto entre “papi” y “mami” pero ya no es
posible. Sabe que la hemos tratado injustamente y suspira con
enojo. No se le puede ofrecer a nadie lo mejor para luego
arrebatárselo. Todos los padres, al tener hijos, contraen la
obligación de actuar con justicia y consecuencia y se arriesgan
a cometer errores. Pero dichos errores marcan a sus hijos para
siempre aunque sea de manera imperceptible. En mí tiene una
ferviente defensora de sus derechos así que, la batalla tiene un
enemigo común: ¡EL PADRE ADOPTIVO! Yo abogo porque
Rita ocupe su lugar en el sofá y en el seno de nuestra familia.
Mi marido busca abogado y tiene los papeles del divorcio en la
mesilla de noche y me los enseña airado un día sí y uno no.
Rita le mima, le achucha, le baila el twist tan melosa, que
atrapa su corazón por más que EL OGRO lo quiera disimular.
Bien, corramos un tupido velo, en lo que la guerra se
desenvuelve hacia un bando o el otro…
(¡Eso sí, QUE QUEDE CLARO: nuestras guerras no
producen daños colaterales!).

6 “Desde luego” en inglés de verdad (N. de la A.)
25


5 “Todos los días” en “inglekano” del original (N. de la A.)

4http://americanboxerclub.o rg/ace_boxers.html
http://www.canal-h.net/webs/sgonzalez002/Ciru/PROTOCOLOS.htm Severa advertencia
contra la ACEPROMACINA, sustancia utilizada para anestesiar y que en el caso de los bóxers,
tiene funestas contraindicaciones.


3TITULO SEGUNDO TENENCIA DE ANIMALES Capítulo I De los animales domésticos
y silvestres de compañía Artículo 4: Condiciones para la tenencia de animales
2. El propietario o tenedor de un animal vendrá obligado a proporcionarle un alojamiento

adecuado, mantenerlo en buenas condiciones higiénico-sanitarias, facilitarle la alimentación y
bebida necesarias para su normal desarrollo, someterlo a los tratamientos veterinarios curativos
o paliativos que pudiera precisar, así como a cumplir la normativa vigente relacionada con la
prevención y erradicación de zoonosis, realizando cualquier tratamiento preventivo que sea
declarado obligatorio.



1“Quién sabe” , en italiano (Nota de la Autora)
2 “Entre iguales”, latín. “Primus inter pares” Es lo que fue Augusto (27a.C. -14), el primero
entre iguales. Primer emperador romano. (Nota de la A.)



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